La «Novella de Nastagio»

En “El Decamerón” (V, 8), se nos cuenta la historia de Nastagio degli Onesti, el cual enamorado de una bella dama, y desesperado porque esta no le corresponde, se retira a un pinar cercano a Rávena donde contempla una terrible visión, en la que una joven desnuda es perseguida por un caballero vestido de oscuro montado en un corcel negro, que azuza contra ella a dos feroces mastines; mas cuando Nastagio intenta intervenir en defensa de la joven, el caballero se lo impide y le explica la razón de su comportamiento: hace algún tiempo, en Rávena, él, debido a la crueldad de a la que ahora persigue, se quitó la vida, y al poco, cuando ella murió, ambos fueron condenados a esta persecución infernal, en la que cada vez que él la mata y arroja “ese corazón duro y frío, en donde jamás pudieron entrar amor ni piedad, junto con el resto de sus entrañas” a los mastines para que lo devoren, ella vuelve a revivir, y comienza de nuevo la persecución.
Nastagio, seguro de que aquella visión cambiaría la actitud de su amada hacia él, organizó en aquel mismo lugar un banquete en el que se aseguró de que ella estuviese presente, y cuando la muchacha, que de tonta no debía de tener un pelo, contempló la terrible escena, se aplicó el cuento y decidió que de pronto su odio se había convertido en amor, y que, por lo tanto, aceptaba casarse con Nastagio; y no solo ella, sino todas las ravenesas “en lo sucesivo, fueron mucho más dóciles a los deseos de los hombres de lo que lo habían sido antes”.
Este sorprendente y bello cuento se inserta en una larga tradición de historias en las que son castigadas las jóvenes de duro corazón (“humile in sé, ma ‘ncontra Amor superba” Petrarca, Canción CCCXXIII), que no corresponden a las ternezas de sus enamorados, y a la que, por boca de la pastora Marcela, Cervantes se encarga de darle réplica en su “Don Quijote”.