FELIZ

Hoy, a la salida del Instituto, me encuentro con Jesús, antiguo amigo, director de banco prejubilado, y forofo del deporte. Me habrá visto en baja forma, porque lo primero que ha hecho es preguntarme si hago deporte. Y cuando le contesto que no, me echa una pequeña reprimenda, y me asegura que el ejercicio físico es una fuente de felicidad. Después me cuenta que acaba de llegar de un crucero con su mujer por las islas del Egeo, y que viene con las pilas supercargadas. Le digo que nada a contracorriente, porque, cuando los que mandan están empeñados en meternos miedo, él va a lo suyo, y se dedica a ser feliz, y a lucir una sonrisa de oreja a oreja. En contra de los agoreros, lo bueno también se pega, y yo vuelvo a casa contenta, pensando que, por negros que pinten los tiempos, lo último que estoy dispuesta a que me arrebaten es la alegría de vivir y el buen humor.